El 19 de marzo de 1902, se formó la compañía Cervecerías Unidas al fusionarse las fábricas, Nacional de Cerveza, propietaria de la fabricas de Limache y Chacabuco de Valparaíso y la de Don Carlos Cousiño en Providencia, Santiago.
Con el correr de los años, diversas plantas se fueron incorporando a la capacidad productora de la Empresa: Antofagasta, La Serena, Ebner de Santiago, Talca, Concepción, Valdivia y Osorno.
La planta contaba con seis pozos de agua pura y cristalina para la elaboración de sus excelentes productos como la “bock” y la “Limache”, entre otras. Sin embargo, se cuenta que cuando se hizo el intento de enlatar el líquido, esa misma agua, pura y cristalina produjo oxidación en los envases. En cierta forma, esa circunstancia fue una de las causales del cierre de la planta, aparte del culpable centralismo capitalino que ha asesinado tantas empresas de la provincia. El fin de la empresa dejó a Limache sin su planta, incluso sin el imponente edificio que debiese ser desde hace mucho declarado Monumento Histórico Nacional, sin su tradicional fiesta cervecera y lo que es más triste, sin una fuente de empleos estable para cientos de trabajadores que quedaron literalmente en la calle, a pesar de las injustas indemnizaciones dadas por la empresa.
Con el correr de los años, diversas plantas se fueron incorporando a la capacidad productora de la Empresa: Antofagasta, La Serena, Ebner de Santiago, Talca, Concepción, Valdivia y Osorno.
La planta contaba con seis pozos de agua pura y cristalina para la elaboración de sus excelentes productos como la “bock” y la “Limache”, entre otras. Sin embargo, se cuenta que cuando se hizo el intento de enlatar el líquido, esa misma agua, pura y cristalina produjo oxidación en los envases. En cierta forma, esa circunstancia fue una de las causales del cierre de la planta, aparte del culpable centralismo capitalino que ha asesinado tantas empresas de la provincia. El fin de la empresa dejó a Limache sin su planta, incluso sin el imponente edificio que debiese ser desde hace mucho declarado Monumento Histórico Nacional, sin su tradicional fiesta cervecera y lo que es más triste, sin una fuente de empleos estable para cientos de trabajadores que quedaron literalmente en la calle, a pesar de las injustas indemnizaciones dadas por la empresa.
Desde su formación, CCU se propuso adoptar los procedimientos de elaboración, las maquinarias y en general las técnicas más adelantadas que, junto al personal especializado y a la adecuada organización de distribución y ventas, le han permitido colocar sus productos en todo lugar del territorio nacional, mereciendo la preferencia de los consumidores. Por esta Vía de esfuerzo, calidad y buen servicio a la comunidad, la empresa ha ido creciendo y progresando, a pesar de la competencia que debe afrontar en el mercado chileno de bebidas.